Algo que es cierto pero que al usuario le ha supuesto un inconveniente: a partir de ahora, si quiere bolsas, deberá pagar por ellas. En el mundo del automóvil, llevamos un par de años viendo cómo hay marcas que lanzan modelos basados en otros ya conocidos, pero que gracias a una serie de medidas consumen y contaminan menos. Una política medioambientalmente eficaz… pero que al comprador le supone pagar un sobreprecio por la factura final del coche.
O, al menos, eso sucedía hasta la aparición de esta versión del A4: gracias a un conjunto de soluciones -ver abajo-, la versión 2.0 TDI rebaja su consumo en 0,9 litros/100 km y sólo emite 119 gr. Esto último le evita pagar el impuesto de matriculación y el resultado es que esta versión TDIe resulta 1.200 – más barata que la ‘original’, manteniendo las mismas posibilidades de equipamiento que cualquier A4 -modelos ecológicos como el Seat Ibiza limitan su equipamiento para contener el peso-. El único ‘pero’ es que pierde una décima en la aceleración de 0 a 100 -la velocidad máxima no varía: 215 km/h-.